
En un mundo donde tantas cosas se han vuelto tan efímeras, donde todo cambia y evoluciona a la velocidad de la luz, donde casi todo es desechable, desde productos materiales hasta relaciones románticas pasando por cada aspecto de la miríada que es la vida, no es difícil perder pie. En una sociedad basada en snapshots momentáneos, gratificación inmediata, respuestas instantáneas en whatsapp y otros medios de comunicación, podemos llegar a sentirnos perdidos, fatigados, agobiados e inundados, con una sobrecarga de información y de estímulos exteriores. Nos llegamos a sentir a menudo que no somos bastante buenos, guapos, competentes, delgados, inteligentes, preparados y carismáticos.
Pensamos que no salimos tan bien en los selfies que la persona que seguimos en Instagram, que no tenemos el tiempo de disfrutar de unas vacaciones en una isla exótica como lo hacen nuestros amigos en FB.
La creciente lucha para encontrar un lugar bajo el sol, y aún más nuestro lugar bajo el sol, nos puede llegar a desmotivar; no encontramos sentido, la vida nos pesa porque la percibimos como una cadena de días y semanas que se siguen perpetuamente en rutinas que nos quitan la creatividad. Tenemos más y más medios de comunicar sin embargo nos sentimos más y más aislados y desconectados de nosotros mismos y de los demás. La calidad de nuestras conexiones es inversamente proporcional a la cantidad. Nuestras conversaciones se han hecho huecas y poco auténticas.
Sin embargo, la vida es sencilla, si así lo queremos. Este planeta es abundante y bello. Si miramos a nuestro alrededor con una apertura y la voluntad de ver cosas positivas y bellas, las encontraremos.
El colibrí nos agarra de la mano y nos lleva a descubrir o re-descubrir el néctar de la vida, a saborear la dulzura de la existencia, a abrir nuestros corazones, a volver a mirar el mundo como lo hacen los niños, en total admiración, sabiendo que esto es nuestro jardín, nuestro parque de atracciones. Asocio el colibrí con un sentido de libertad, me recuerdan que no debemos renunciar a nuestros sueños y que aunque nos sentimos a veces frágiles y pequeños, podemos superar los obstáculos y lograr nuestros objetivos.
El colibrí está asociado el amor, alegría y belleza. El colibrí es capaz de volar hacia atrás, y nos enseña que podemos recordar nuestro pasado, sin embargo, esta ave también nos enseña que no debemos insistir en nuestro pasado y tenemos que seguir adelante. El colibrí se la pasa bebiendo el néctar de las flores, lo que significa que debemos saborear cada momento, y apreciar las cosas que amamos.
Colibrí es una criatura que abre el corazón. Significado de que aunque dolor nos cause cerrar nuestro corazón, este tiene la oportunidad de sanar, nuestros corazones son libres de abrirse de nuevo.
En compañía del colibrí nuestra vida se convierte en un paraíso de delicias de flores, aromas y sabores, nos reímos y disfrutamos de la creación, nos recuerda que no nos debemos dar por vencidos e ir en la búsqueda de nuestros sueños a pesar que nos sintamos frágiles o pequeños ante los desafíos.
Informacion tomado de http://www.colibripedia.com/significado-colibri/
Mi logo lleva el colibrí por su asociación con la leyenda maya, que forma parte de la riqueza increíble de México, país que considero mi segundo hogar.
LEYENDA MAYA DEL COLIBRÍ
Los mayas, más viejos y sabios, cuentan que los dioses crearon todas las cosas de la Tierra. Y a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. Pero, cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado de llevar los deseos y los pensamientos de un lado a otro.
Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y tallaron una flecha. Era una flecha muy chiquita. Cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la flechita salió volando. Ya no era una flechita, porque estaba viva. Los dioses, habían hecho un colibrí.
Era tan frágil y tan ligero el colibrí que podía acercarse a las flores más delicadas sin mover uno solo de sus pétalos. Sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores.
Entonces los hombres trataron de atrapar al pájaro precioso para adornarse con sus plumitas. Los dioses se enojaron y ordenaron: “Si alguien lo atrapa, el colibrí morirá”. Por eso, nunca nadie ha visto un colibrí en una jaula ni en la mano de un hombre. Así, el misterioso y delicado pajarillo puedo hacer tranquilo su trabajo: llevar de aquí para allá los pensamientos de los hombres. Si te desean un bien, él te trae el deseo; si te desean un mal, él también te lo trae. Si un colibrí vuela alrededor de tu cabeza, no lo toques. El tomará tu deseo y lo llevará a los otros; piensa bien y desea cosas buenas para todos. Por algo pasa el colibrí por tu camino; puede ser por bien… o puede ser por mal. FUENTE: (irlandairlanda.wordpress.com)