Muchas veces se habla de las historias que hemos escrito, ¿pero qué hay detrás? ¿Cuál es el camino que seguimos para darles forma? Hoy quiero hablarte del hábito de escribir. Ya te adelanto que no es como se suele reflejar en el cine. No estamos en una casa en medio de la naturaleza con ocho horas para escribir.
No, la mayoría tenemos un empleo. Hay otros que estudian, y muchos incluso combinan el papel de padre/madre con un empleo y la escritura. Eso implica que nuestras horas para escribir se limitan a los fines de semanas, la madrugada o las noches.
Por eso valoro tanto a las personas que emprenden el camino de escribir y publicar un libro. Es un proceso muy sacrificado. ¿Y sabes una cosa? Muchas veces en el limitado tiempo que tenemos lo pasamos mirando la hoja o la pantalla sin poder producir una sola frase. Y eso hay veces que frustra. Pero como todo en esta vida: tiene solución.
Esa es la razón por la que quiero hablarte de diferentes hábitos que podemos emplear para sacarle partido al tiempo que dedicamos a la escritura. Así que allá vamos
1. Escribir cada mañana
Todos tenemos una rutina matutina. Es probable que la tuya sea tomar una taza de café, darte una ducha, salir a correr o comenzar con la meditación o el yoga. La gran mayoría de personas utilizan una de ellas. A continuación, te confesaré qué es lo que yo hago. Hace un tiempo descubrí El camino del artista, de Julia Cameron. Esa lectura me motivó a escribir a primera hora cada día. Se trata de escribir tres páginas a mano, de todo lo que me pasa por la cabeza, sin ediciones ni filtros.
Es una manera de sacar todo lo que me apetece soltar y confiar al papel. Es un ejercicio que libera mi mente de algunos pensamientos poco útiles para poder enfocarme en cosas más importantes, interesantes y productivas. Este ejercicio, aunque no lo parezca, fomenta la creatividad. Muchas veces durante estos treinta minutos de escritura libre me vienen ideas. Es algo que ya te conté en mi blog: 100 cosas que me hacen feliz: escribir por la mañana.
Aunque recomiendo mucho esta práctica, no funciona para todo el mundo. Hay escritores que prefieren escribir un pequeño poema, unos pensamientos o unas ideas para un capítulo de su novela. En verdad, la cantidad de palabras y el tiempo dedicado a eso no importan tanto, lo que cuenta es escribir cada mañana. Hay que considerarlo de esta manera: cuando quieres salir a correr o hacer ejercicio físico, necesitas calentar el cuerpo, prepararlo. La escritura por la mañana tiene el mismo efecto, “calienta” tu cerebro para que esté listo para más adelante en el día.
2. Apuntar pensamientos aleatorios
Te animo a tener una libreta o un cuaderno a mano. Así cuando te lleguen pensamientos será más sencillo anotarlos. Si dejamos pasar el momento tomaremos el riesgo de que se nos olviden.
Estos pensamientos pueden ser ideas, algún diálogo para nuestros personajes, algo chistoso que acabas de escuchar, algo interesante que observas mientras haces compras o viajas en el autobús. Por lo tanto, yo siempre llevo un cuadernito en mi bolsa.
3, Escribir por un cierto tiempo cada día
Los autores de tiempo completo a menudo escriben ocho horas por día. Pero como decía, la mayoría de nosotros no tenemos esta cantidad de tiempo disponible. Sin embargo, es importante dedicarle tiempo (una hora por lo menos) diario. Lo que a mí me ha funcionado es escribir en una cafetería. Me propuse escribir quince minutos en los momentos que tal vez mi motivación no estaba a tope. Y me ayuda
muchísimo.
Si me propongo escribir una hora es probable que ni empiece. Por eso si digo que solamente van a ser quince minutos o 200 palabras, por lo general escribo más palabras y por más tiempo.
Hay veces que igual te interesa más escribir en diferentes momentos del día. Por ejemplo, resérvate un hueco por la mañana para frases, otro al mediodía y uno para diálogos por la noche.
El chiste es comenzar. Si piensas que no tienes tiempo para escribir te animo a pasarte por mi blogpost en la siguiente entrada: “Mito número uno, no tengo tiempo de escribir”