La estructura narrativa es la columna vertebral de nuestra historia. Cada texto necesita esta herramienta para poder darle un sentido, una lógica a lo que queremos transmitir. Nos permite expresar nuestras ideas parte por parte sin perder de vista el conjunto, la idea global.
En las obras literarias hay una variedad de estructuras. A continuación, nombro algunas de la más
utilizadas y conocidas.
1. La estructura lineal: tal vez la más conocida y utilizada, ya que narra los eventos de manera cronológica.
2. La estructura no-lineal: en este caso, el autor alterna pasajes del presente con fragmentos del pasado para construir la historia.
3. Estructura sin final: la historia mantiene un final abierto. El conflicto prinicipal queda resuelto, pero hay hilos sueltos. Esta estructura se usa sobre todo cuando hay una secuela o simplemente puede invitar al lector a reflexionar o a imaginar su propio final.
4. Estructura circular: el libro termina con la misma acción o situación del inicio. Da una sensación de «déjà-vu»
5. Narración inversa: el libro comienza con el final y se va narrando la historia desde el pasado para llegar al principio.
6. La antiestructura: un gran maestro de este tipo de narrativa desordenada es el autor argentino Julio Cortázar y su Rayuela. Esta estructura permite leer el libro de manera cronológica o empezando por el final o incluso en un orden aleatorio.
¿Cuál he escogido para mis novelas?
La estructura no-lineal es una de las estructuras que me gusta más. Al brincar entre pasado y presente siento que se logra mantener el interés del lector, porque hay una variedad de escenarios, de personajes, no nos quedamos en el mismo lugar, ni en la misma trama, ni en el mismo tiempo.
Anatomía de una entrega fue escrito en formato de diario. No hay realmente capítulos, sino que se van separando las escenas y partes al indicar la fecha y el lugar, tal como se hace en un diario. Pero no quise guardar la estructura de forma lineal, así que opté para intercalar anécdotas y eventos de la época que los protagonistas se conocieron, haciendo un salto en el tiempo de veinte años. Creo que esa estructura permitió también observar la evolución de los personajes. El lector puede captar los cambios en Valentina y Vicente, ya no son las mismas personas. Tenía pensado escribir una secuela a este libro y por lo tanto escribí un final que suena más bien como un inicio de otra historia.
Para Querido Miércoles, opté por una estructura básicamente lineal, pero al mismo tiempo hay saltos hacia el pasado a través de las cartas de Valentina. Valentina no tiene un papel activo, no forma parte de los eventos del momento presente y de la trama, sin embargo, está muy presente a través de sus cartas. En este libro, también dejé el final abierto. Los conflictos de la historia quedan resueltos, pero el final invita a la reflexión y deja traslucir que esta historia continuará.
¿Qué opinas? ¿Te gustó la estructura de mis novelas? ¿Cuál es la estructura que más te gusta?